lunes, 11 de diciembre de 2006

Nos encanta sufrir

Estoy por darle la razón a algunos de mis amigos que siempre dicen: a las mujeres les encanta sufrir y enamorarse de imposibles.

No se si esto es realmente verdad, pero casi siempre nos enamoramos sin pensar si el beneficiario de ese ensueño tiene o no líos, si es o no complicado y si es o no el que realmente nos conviene.

Y aún más problemático es cuando nos enamoramos solos. Válgame Dios de eso ya tengo un post grado. A mis 32 años todavía estoy dándome tumbos en este tema.

Mi primer amor imposible fue con un estudiante del Liceo militar 4 de Agosto en Colón estado Táchira. Vivía en el mismo edificio que yo. Cada viernes —lo esperaba escondida— para verlo llegar con su uniforme. Por su puesto nunca me prestó atención, es más se empató con una de mis amigas que bien fea que era.

Su hermana me dijo un día: es que el dice que tu tienes muchas espinillas en la cara. Mierda mi primer golpe bajo. Resulta que esas pequeñas señales de mi desarrollo, ese signo de que me estaba convirtiendo en una mujercita ya era también el primer obstáculo para que un amor platónico se cristalizara. Esa vez me arreché tanto (extremadamente iracunda) que nunca más volví a prestarle atención al fulano alumnito militar que hoy día debe ser uno de los efectivos de la Fuerza Armada Nacional.

Después de eso o paralelo a eso llevaba una dura competencia con los varones de mi salón, no por la fuerza física, sino por la fuerza intelectual. Siempre trataba de que mis notas superarán a los de los chicos, y lo lograba por lo menos en las materias que no eran numericas. Era como una venganza silenciosa a los chicos que no me prestaban atención. Una buena manera de superarme, por lo menos no me echaba a llorar.

No puedo concluir con este tema, porque hay mucha tela que cortar. Pero he comprendido que tratamos siempre de luchar contra lo que sentimos y no vale la pena. Debemos aceptar que en el amor a veces ganamos otras veces perdemos. Tampoco podemos lanzarnos en una eterna guerra contra el sexo opuesto porque hemos tenido algunas experiencias negativas. Así que sigo diciendo:
VIVA EL AMOR QUE SE HIZO PARA SUFRIR Y PARA GOZARLO AUNQUE NOS DEMOS MÁS GOLPES QUE BESOS EN EL CAMINO.

1 comentario:

Fritica e'pollo dijo...

Yo tambien tuve un amor no correspondido, y tu conoces el chico en cuestion, ta-ta-ta-taaaaannn! Se apellida Vargas y canta. Ya sabes quien? Jajajajja, en fin...esos amores platonicos, no correspondidos, tambien nos enseñan a que es lo que una mujer NO debe buscar en un hombre. Nunca es perdedera de tiempo, Katy.
Me haces recordar que en algun lugar de la Biblia dice (no recuerdo el capitulo exacto, sorry) que los hombres no podemos vivir sin las mujeres, ni las mujeres podemos vivir sin los hombres. Asi que compitiendo o no, contra el sexo opuesto, es parte de la vida, y de nuestro aprendisaje.