Me levanto un sábado a las 11 de la mañana. Es inevitable no quedarse en la cama si no hay nada que hacer. Por fin un día libre y sin preocupaciones.
Enciendo el televisor, una película de esas que me encantan historias tontas de amor. Un chico que llega a un pueblo y que casualidad, se encuentra con el amor de su vida. bla, bla, bla, pasa el tiempo.
Comienza otra película del mismo estilo, pero entre uno y otro comercial escucho esas recomendaciones para adelgazar: la faja reductora, el pantalón que realza los glúteos, la máquina milagrosa que reduce peso en 2 segundos... y pare de contar.
"Quítese esos molestosos cauchos que sobresalen en su figura".
El espejo esta frente a mi y no dejo de pensar que soy una de esas audiencias cautivas a las cuales esta dirigida este comercial. Por ahora me mantengo sana y no he caído en el engaño de la publicidad. Más vale una gordita segura y contenta, que una gordita obsesionada esclava de las dietas y aparatos para adelgazar.
"Divinamente rellena"
sábado, 9 de diciembre de 2006
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1 comentario:
La civilazación occidental en la cual vivimos, nos ha echo mucho daño desde el punto de vista humano. Los medios de comunicación, principalmente la TV nos han echo cada día menos gente, seres humanos con menos calidad humana, por eso la publicidad parece ignotizar a las personas.
Solo tenemos un arma para rechazar esa colonización mental y es la conciencia. La conciencia es una virtud, virtud que tu Katy cada vez te empeñas mas en demostrar con tus escritos.
Me siento sumamente afortunado de conocerte y espero que siempre me recuerdes
Te aprecio muchisimo...
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