martes, 22 de mayo de 2007

La doña Barbara de mi casa: Mi abuela


Con este tema de la fragilidad, salió a relucir el recuerdo de mi abuela. Una mujer recia, que decidió sacar adelante una familia pese a todos los contratiempos. Como seguramente lo han hecho y lo hacen miles de mujeres que por distintas razones han tenido que verselas solas.

Como dicen, fue una mujer echada p´ lante. Fue agricultora, comerciante, partera y costurera. Hasta constructora. A punta de bahareque levanto una casa. Aunque no le gustaba la cocina, sus manos prodigiosas hicieron muchas cosas. No se quedaba quieta en ningún momento.

El tiempo en que viví con ella en Maracaibo, durante mi época de estudiante en la Universidad del Zulia, pude comprender lo que es una mujer con guáramo. A sus 80 y tantos años que tenía a finales de los 90, nada le agobiaba, al contrario, se levantaba desde las 5 de la mañana a trajinar y buscar qué hacer. Eso sí, se acostaba tempranito.

Recientemente la recordé porque fui a la península de Paraguaná. Cuando vi el letrero que decía Amuay, reviví unas vacaciones que pasé en familia en ese pueblo. Mi abuela se iba sola hasta una montaña a ver el mar y recoger caracoles. Se levantaba antes que todos y cuando abríamos los ojos, ya había recorrido la playa e incluso se había echado un chapuzón. La imagen que tengo de mi abuela, es la de una mujer fuerte y amorosa, luchadora y vencedora. Nunca flaqueo, nunca se dio por vencida. Pese a que su cuerpo le jugó una mala pasada y le impidió seguir caminando de un lugar a otro en los últimos años de su vida, no dejó de ser la mujer inquieta y con mucho ánimo que conocí y disfrute unos años.

Gracias abuelita por estar a mi lado. Te conocí y puedo decir perfectamente que gracias a tu ejemplo sé que las cosas se pueden lograr en esta vida con mucho empeño y optimismo, y por su puesto con la ayuda de Dios. Por eso no puedo ser una mujer que se da por vencida ni que sucumbe ante la primera tempestad.

2 comentarios:

Waiting for Godot dijo...

Las abuelas son una bendición!

Jennifer Barreto-Leyva dijo...

Dios la guarde. Tengo una viva, con mucha salud pero la soledad de viuda la está matando, y la otra murió estando pequeñita, aunque aún hablo con ella todos los días.

Diosito bendiga a la viejita bella.